domingo, 27 de octubre de 2019

LA DOCENA SUCIA

La Docena Sucia 
La literatura deja constancia de que en las personas con un trastorno alimentario repercute a distintos niveles de la imagen corporal; las manifestaciones pueden considerarse tanto a nivel perceptual, conductual y cognitivo. 

Es precisamente en este último nivel donde Cash (1987) diserta sobre la particularidad de las distorsiones cognitivas en relación con la apariencia corporal que se constatan en la llamada Docena Sucia. 


La bella o la bestia
Pensamiento dicotómico
El ideal irreal
Uso del ideal social como un estándar de apariencia aceptable
La comparación injusta
Comparación selectiva con los más cercanos al ideal
La lupa
Selección selectiva de las propias particularidades negativas
La mente ciega
Complementaria a “La lupa”; minimiza aspectos personales positivos
La fealdad radiante
Concatenación de crítica de aspectos propios
El juego de la culpa
Atribución de cualquier fallo a la apariencia
La mente que lee mal
Atribución de la conducta de los demás a algún fallo en el aspecto corporal
La desgracia reveladora
Atribución de desgracias futuras a la apariencia
La belleza limitadora
Poner limitación y condiciones a la toma de decisiones
Sentirse fea
Convertir un sentimiento personal en una verdad universal
Reflejo del malhumor
Preocupación causada por cualquier acontecimiento al propio cuerpo


Importante tener en cuenta que la propuesta de Cash se añade a la extensamente aceptada en relación con las distorsiones cognitivas entorno la comida que presentan las personas con un trastorno de la conducta alimentaria (catastrofismo, pensamiento dicotómico, abstracción selectiva, inferencia arbitraria). 

Lecturas recomendadas
  • BRUCH, H. (2001). La jaula dorada: el enigma de la anorexia nerviosa. Paidós. 
  • RAICH, R. (1995): Anorexia y bulimia: trastornos alimentarios. Madrid. Ed. Pirámide.

domingo, 13 de octubre de 2019

TEORÍA DE LA CONTRARREGULACIÓN + VIOLACIÓN DE LA ABSTINENCIA

Teoría de la contrarregulación + Violación de la Abstinencia 
 Ya en la década de los 90, Mora y Raich (1993) empiezan a tejer construcciones teóricas que permitan comprender los trastornos de la conducta alimentaria poniendo especial atención a la causalidad. Según éstos, se consideraría plausible asignar a la restricción alimentaria un rol causal en la emergencia del trastorno bulímico. De hecho, algunos autores atribuyen la severidad de un episodio hiperfágico al grado de restricción alimentaria (Hawkins y Clement, 1980). 

Bajo este paraguas, Polivy y Herman (1985) postulan que la deprivación alimentaria conduce a descontrol alimentario a través de eventos percibidos por el sujeto como desencadenantes y/o precipitantes de la pérdida de control sobre la ingesta. El resultado es el abandono del autocontrol. Una vez que esto ocurre, otros factores gobiernan la ingesta: el placer de consumir comidas prohibidas pero agradables, distracción de los problemas y atenuación temporal de la depresión y la ansiedad. Las menores desviaciones de estas reglas son percibidas catastróficamente y como evidencia de debilidad. 

Polivy y Herman describen este patrón alimentario como la regulación alterada de la ingesta donde los sujetos restrictivos, tras la percepción de violación de la rigidez en la contención alimentaria, se ceden al descontrol y desinhibición de las ingestas: contrarregulación. Se asume la conceptualización que desde la medicina se acuña para comprender el fenómeno de la contrarregulación como aquella respuesta bioquímica y hormonal que se produce tras la hipoglucemia con el objetivo de restaurar a la normalidad los niveles circulantes de glucosa. 

Llegados a este punto, resulta especialmente interesante introducir las aportaciones de Marlatt y Gordon (1993) en relación con el efecto de la violación de la abstinencia. A pesar de ser un marco teórico para las adicciones, el patrón de contrarregulación descrito por Polivy y Herman pudiera ser el análogo con la propuesta de Marlatt y Gordon. De estos últimos autores, resulta especialmente interesante recuperar los dos elementos que caracterizan el proceso del efecto de violación de la abstinencia, dos elementos cognitivo-afectivos: 

  • Disonancia cognitiva: conflicto y culpa;
  • Atribución interna de la conducta.

Ambos elementos son igualmente identificables en los sujetos que, tras la percepción de transgresión en la dieta se abandonan a episodios de hiperfagia experimentando una amalgama cognitivo-afectiva muy afín a la descrita por Marlatt y Gordon. 

Tal como Echeburúa (1999) señala, deberíamos considerar ciertas características particulares que otorgarían una nueva dimensionalidad a los trastornos de la conducta alimentaria, en especial a la bulimia nerviosa. De este modo, permitiríamos la emergencia de las adicciones psicológicas las cuales son muy distintas de las químicas pero todas ellas tienen algo en común que constituyen su aspecto nuclear: la pérdida de control sin la presencia de una sustancia química adictiva. 

Lecturas recomendadas: 
  • Echeburúa (1999): ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones: juego, sexo, comida, compras, trabajo, internet. Bilbao: Desclée de Brouwer. 
  • Raich, R. (1995): Anorexia y bulimia: trastornos alimentarios. Madrid. Ed. Pirámide. 
  • Montalvini, PR.; Luccero, M., Baldi, G. (2014) Estilos de apego y su relación con el patrón alimenticio de restricción-sobrealimentación en sujetos dietantes crónicos. Rev. Chil. Neuropsicol., 9(1-2), 8-11. 
  • Mora, M.; Raich, RM. (1993). Restricción alimentaria y bulimia nerviosa: ¿Un vínculo causal? Anales de psicología, 9(2), 69-84.

domingo, 6 de octubre de 2019

11º CONGRESO ANUAL DEL INTERNATIONAL STILLBIRTH ALLIANCE

11º Congreso Anual del International Stillbirth Alliance 
Participación en el 11º Congreso Anual del International Stillbirth Alliance (Madrid, 5 y 6 de octubre 2019) con el poster: 

Impact of prior perinatal los on subsequent pregnancies: a bibliographic review”. 
 De Garcia, M.; Ximenez de Embun, I. 

Organizado por International Stillbith Alliance, Umamanita
Información accesible en: https://www.isa2019madrid.com/

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