domingo, 13 de octubre de 2019

TEORÍA DE LA CONTRARREGULACIÓN + VIOLACIÓN DE LA ABSTINENCIA

Teoría de la contrarregulación + Violación de la Abstinencia 
 Ya en la década de los 90, Mora y Raich (1993) empiezan a tejer construcciones teóricas que permitan comprender los trastornos de la conducta alimentaria poniendo especial atención a la causalidad. Según éstos, se consideraría plausible asignar a la restricción alimentaria un rol causal en la emergencia del trastorno bulímico. De hecho, algunos autores atribuyen la severidad de un episodio hiperfágico al grado de restricción alimentaria (Hawkins y Clement, 1980). 

Bajo este paraguas, Polivy y Herman (1985) postulan que la deprivación alimentaria conduce a descontrol alimentario a través de eventos percibidos por el sujeto como desencadenantes y/o precipitantes de la pérdida de control sobre la ingesta. El resultado es el abandono del autocontrol. Una vez que esto ocurre, otros factores gobiernan la ingesta: el placer de consumir comidas prohibidas pero agradables, distracción de los problemas y atenuación temporal de la depresión y la ansiedad. Las menores desviaciones de estas reglas son percibidas catastróficamente y como evidencia de debilidad. 

Polivy y Herman describen este patrón alimentario como la regulación alterada de la ingesta donde los sujetos restrictivos, tras la percepción de violación de la rigidez en la contención alimentaria, se ceden al descontrol y desinhibición de las ingestas: contrarregulación. Se asume la conceptualización que desde la medicina se acuña para comprender el fenómeno de la contrarregulación como aquella respuesta bioquímica y hormonal que se produce tras la hipoglucemia con el objetivo de restaurar a la normalidad los niveles circulantes de glucosa. 

Llegados a este punto, resulta especialmente interesante introducir las aportaciones de Marlatt y Gordon (1993) en relación con el efecto de la violación de la abstinencia. A pesar de ser un marco teórico para las adicciones, el patrón de contrarregulación descrito por Polivy y Herman pudiera ser el análogo con la propuesta de Marlatt y Gordon. De estos últimos autores, resulta especialmente interesante recuperar los dos elementos que caracterizan el proceso del efecto de violación de la abstinencia, dos elementos cognitivo-afectivos: 

  • Disonancia cognitiva: conflicto y culpa;
  • Atribución interna de la conducta.

Ambos elementos son igualmente identificables en los sujetos que, tras la percepción de transgresión en la dieta se abandonan a episodios de hiperfagia experimentando una amalgama cognitivo-afectiva muy afín a la descrita por Marlatt y Gordon. 

Tal como Echeburúa (1999) señala, deberíamos considerar ciertas características particulares que otorgarían una nueva dimensionalidad a los trastornos de la conducta alimentaria, en especial a la bulimia nerviosa. De este modo, permitiríamos la emergencia de las adicciones psicológicas las cuales son muy distintas de las químicas pero todas ellas tienen algo en común que constituyen su aspecto nuclear: la pérdida de control sin la presencia de una sustancia química adictiva. 

Lecturas recomendadas: 
  • Echeburúa (1999): ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones: juego, sexo, comida, compras, trabajo, internet. Bilbao: Desclée de Brouwer. 
  • Raich, R. (1995): Anorexia y bulimia: trastornos alimentarios. Madrid. Ed. Pirámide. 
  • Montalvini, PR.; Luccero, M., Baldi, G. (2014) Estilos de apego y su relación con el patrón alimenticio de restricción-sobrealimentación en sujetos dietantes crónicos. Rev. Chil. Neuropsicol., 9(1-2), 8-11. 
  • Mora, M.; Raich, RM. (1993). Restricción alimentaria y bulimia nerviosa: ¿Un vínculo causal? Anales de psicología, 9(2), 69-84.

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