domingo, 29 de diciembre de 2019

QUEER NOT QUEEN

Queer not Queen 

Preciado (2012) clarifica y señala como desde su aparición en el siglo XVIII en lengua inglesa, queer servía para referirse al tramposo, al ladrón, al borracho y a la oveja negra, pero también a todo aquel que no pudiera ser inmediatamente reconocido como hombre o mujer; de hecho, queer era la palabra usada para nombrar a aquellas personas que escapaban de lo heterosexual. 

A mediados de los ochenta y resurgiendo como un conjunto de microgrupos revulsivos al lobby homosexual, el colectivo insurgente decidió apropiarse de la injuria queer para hacer de ella un lugar de acción política (Preciado, 2012) convirtiéndose en los fundamentos para la Teoría Queer

Así, tal y como reflejan Fonseca y Quintero (2009), en respuesta a la marginación que está presente en todas las instituciones sociales, desde la familia hasta los espacios educativos y los laborales, la Teoría Queer intenta cambiar el sentido de la injuria para convertirla en un motivo de estudio, e incluso de orgullo. Así, ser diferente se toma como una categoría de análisis para denunciar los abusos que se presentan desde la misma ciencia, ya que los textos científicos han sido por lo general elaborados por personas de género masculino, de raza blanca, de preferencia heterosexual, de clase media y de religión cristiana. Dejándose invisibles a otros colectivos como las mujeres, los negros, los indígenas, los homosexuales, los transexuales, los pobres, los musulmanes, los panteístas, y un largo etcétera. Es por ello que la Teoría Queer intenta dar voz a estas identidades que han sido acalladas por el androcentrismo, la homofobia, el racismo y el clasismo de la ciencia. 

Por tanto, desde el principio, queer es más bien la huella de un fallo en la representación lingüística que un simple adjetivo. Ni esto, ni aquello, ni chicha ni limoná...queer. Lo que de algún modo equivale a decir: aquello que llamo queer supone un problema para mi sistema de representación, resulta una perturbación, una vibración extraña en mi campo de visibilidad que debe ser marcada con la injuria (Preciado, 2017). 

Lecturas recomendadas
  • Fonseca Hernández, Carlos, & Quintero Soto, María Luisa. (2009). La Teoría Queer: la de-construcción de las sexualidades periféricas. Sociológica (México), 24(69), 43-60.
  • Gros, A. (2016). Judith Butler y Beatriz Preciado: una comparación de dos modelos teóricos de la construcción de la identidad de género en la teoría queer. Revista Civilizar Ciencias Sociales y Humanas, 16(30), 245-260. 
  • Preciado, P.B. (2017). Políticas transfeministas y queer. Tecnologías de disidencia de género. Zineditorial. 

viernes, 13 de diciembre de 2019

X ANIVERSARIO DE LA UNIDAD DE TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA DEL COMPLEJO ASISTENCIAL UNIVERSITARIO DE SALAMANCA

X Aniversario de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca 
Participación en las Jornadas de celebración del X Aniversario de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (Salamanca, 12 y 13 de Diciembre 2019). Participación con la ponencia: 
TCA en Tenerife. Comando actualidad.” 
Ximenez de Embun, I.; Paz, M.; Díaz, D.; Palanca, V. 

Organizado por el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca
Información accesible en: http://jornadas-utcasalamanca.com/

jueves, 28 de noviembre de 2019

XXIV CURSO ANUAL DE ESQUIZOFRENIA: PSICOSIS, SUPERACIÓN Y AYUDA MUTUA

XXIV Curso Anual De Esquizofrenia: Psicosis, Superación Y Ayuda Mutua 
Participación en el XXIV Curso Anual De Esquizofrenia: Psicosis, Superación Y Ayuda Mutua (Madrid, 28 - 30 de Noviembre 2019) con el póster: 

“¿Qué rehabilitar? La importancia de la evaluación neuropsicológica. A propósito de un caso.” 
Parakash, R.; Quintana, A.; Preckler, K; Ximenez de Embun, I.; Briso-Montiano, C. 

Organizado por la Fundación para la Investigación y Tratamiento de la esquizofrenia y otras psicosis y la ISPS – International Society for Psychological and Social Approaches to Psychosis. 
Información accesible en: 

domingo, 27 de octubre de 2019

LA DOCENA SUCIA

La Docena Sucia 
La literatura deja constancia de que en las personas con un trastorno alimentario repercute a distintos niveles de la imagen corporal; las manifestaciones pueden considerarse tanto a nivel perceptual, conductual y cognitivo. 

Es precisamente en este último nivel donde Cash (1987) diserta sobre la particularidad de las distorsiones cognitivas en relación con la apariencia corporal que se constatan en la llamada Docena Sucia. 


La bella o la bestia
Pensamiento dicotómico
El ideal irreal
Uso del ideal social como un estándar de apariencia aceptable
La comparación injusta
Comparación selectiva con los más cercanos al ideal
La lupa
Selección selectiva de las propias particularidades negativas
La mente ciega
Complementaria a “La lupa”; minimiza aspectos personales positivos
La fealdad radiante
Concatenación de crítica de aspectos propios
El juego de la culpa
Atribución de cualquier fallo a la apariencia
La mente que lee mal
Atribución de la conducta de los demás a algún fallo en el aspecto corporal
La desgracia reveladora
Atribución de desgracias futuras a la apariencia
La belleza limitadora
Poner limitación y condiciones a la toma de decisiones
Sentirse fea
Convertir un sentimiento personal en una verdad universal
Reflejo del malhumor
Preocupación causada por cualquier acontecimiento al propio cuerpo


Importante tener en cuenta que la propuesta de Cash se añade a la extensamente aceptada en relación con las distorsiones cognitivas entorno la comida que presentan las personas con un trastorno de la conducta alimentaria (catastrofismo, pensamiento dicotómico, abstracción selectiva, inferencia arbitraria). 

Lecturas recomendadas
  • BRUCH, H. (2001). La jaula dorada: el enigma de la anorexia nerviosa. Paidós. 
  • RAICH, R. (1995): Anorexia y bulimia: trastornos alimentarios. Madrid. Ed. Pirámide.

domingo, 13 de octubre de 2019

TEORÍA DE LA CONTRARREGULACIÓN + VIOLACIÓN DE LA ABSTINENCIA

Teoría de la contrarregulación + Violación de la Abstinencia 
 Ya en la década de los 90, Mora y Raich (1993) empiezan a tejer construcciones teóricas que permitan comprender los trastornos de la conducta alimentaria poniendo especial atención a la causalidad. Según éstos, se consideraría plausible asignar a la restricción alimentaria un rol causal en la emergencia del trastorno bulímico. De hecho, algunos autores atribuyen la severidad de un episodio hiperfágico al grado de restricción alimentaria (Hawkins y Clement, 1980). 

Bajo este paraguas, Polivy y Herman (1985) postulan que la deprivación alimentaria conduce a descontrol alimentario a través de eventos percibidos por el sujeto como desencadenantes y/o precipitantes de la pérdida de control sobre la ingesta. El resultado es el abandono del autocontrol. Una vez que esto ocurre, otros factores gobiernan la ingesta: el placer de consumir comidas prohibidas pero agradables, distracción de los problemas y atenuación temporal de la depresión y la ansiedad. Las menores desviaciones de estas reglas son percibidas catastróficamente y como evidencia de debilidad. 

Polivy y Herman describen este patrón alimentario como la regulación alterada de la ingesta donde los sujetos restrictivos, tras la percepción de violación de la rigidez en la contención alimentaria, se ceden al descontrol y desinhibición de las ingestas: contrarregulación. Se asume la conceptualización que desde la medicina se acuña para comprender el fenómeno de la contrarregulación como aquella respuesta bioquímica y hormonal que se produce tras la hipoglucemia con el objetivo de restaurar a la normalidad los niveles circulantes de glucosa. 

Llegados a este punto, resulta especialmente interesante introducir las aportaciones de Marlatt y Gordon (1993) en relación con el efecto de la violación de la abstinencia. A pesar de ser un marco teórico para las adicciones, el patrón de contrarregulación descrito por Polivy y Herman pudiera ser el análogo con la propuesta de Marlatt y Gordon. De estos últimos autores, resulta especialmente interesante recuperar los dos elementos que caracterizan el proceso del efecto de violación de la abstinencia, dos elementos cognitivo-afectivos: 

  • Disonancia cognitiva: conflicto y culpa;
  • Atribución interna de la conducta.

Ambos elementos son igualmente identificables en los sujetos que, tras la percepción de transgresión en la dieta se abandonan a episodios de hiperfagia experimentando una amalgama cognitivo-afectiva muy afín a la descrita por Marlatt y Gordon. 

Tal como Echeburúa (1999) señala, deberíamos considerar ciertas características particulares que otorgarían una nueva dimensionalidad a los trastornos de la conducta alimentaria, en especial a la bulimia nerviosa. De este modo, permitiríamos la emergencia de las adicciones psicológicas las cuales son muy distintas de las químicas pero todas ellas tienen algo en común que constituyen su aspecto nuclear: la pérdida de control sin la presencia de una sustancia química adictiva. 

Lecturas recomendadas: 
  • Echeburúa (1999): ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones: juego, sexo, comida, compras, trabajo, internet. Bilbao: Desclée de Brouwer. 
  • Raich, R. (1995): Anorexia y bulimia: trastornos alimentarios. Madrid. Ed. Pirámide. 
  • Montalvini, PR.; Luccero, M., Baldi, G. (2014) Estilos de apego y su relación con el patrón alimenticio de restricción-sobrealimentación en sujetos dietantes crónicos. Rev. Chil. Neuropsicol., 9(1-2), 8-11. 
  • Mora, M.; Raich, RM. (1993). Restricción alimentaria y bulimia nerviosa: ¿Un vínculo causal? Anales de psicología, 9(2), 69-84.

domingo, 6 de octubre de 2019

11º CONGRESO ANUAL DEL INTERNATIONAL STILLBIRTH ALLIANCE

11º Congreso Anual del International Stillbirth Alliance 
Participación en el 11º Congreso Anual del International Stillbirth Alliance (Madrid, 5 y 6 de octubre 2019) con el poster: 

Impact of prior perinatal los on subsequent pregnancies: a bibliographic review”. 
 De Garcia, M.; Ximenez de Embun, I. 

Organizado por International Stillbith Alliance, Umamanita
Información accesible en: https://www.isa2019madrid.com/

sábado, 14 de septiembre de 2019

AUSENCIAS. DUELO PERINATAL

Ausencias. Duelo perinatal 
La muerte perinatal abarca la pérdida del bebé durante el embarazo a partir de la 22ª semana y la muerte durante el periodo neonatal. La Organización Mundial de la Salud, en la 10ª revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades -CIE-10-, considera la cronología de la gestación en función del periodo perinatal en el que se suceda la pérdida: 

DURANTE EL EMBARAZO
  • Aborto: pérdida en edad gestacional inferior a la 20ª semana. Aborto de repetición: cuando la pérdida espontánea es de 2 o más embarazos.
  • Muerte fetal precoz: pérdida entre la 20ª y 28ª semana de gestación. Siendo hasta las 22ª y con menos de 500gr. Muerte Fetal Temprana y entre la 22ª y la 28º y con 500 gr a 999gr, Muerte Fetal Intermedia.
  • Muerte fetal tardía: pérdida entre la 28ª y 40ª semana de gestación y con más de 1000gr.
POSPARTO 
  • Muerte neonatal precoz: Pérdida del bebé hasta el 7º día tras el parto. 
  • Muerte neonatal tardía: pérdida del bebé entre el 7º y 28º día tras el parto. 

El duelo es aceptado como un proceso de elaboración y aceptación de la pérdida en el que, de manera compleja, se suceden una serie de sentimientos que requieren tiempo para ser asimilados. Esta reacción adaptativa está caracterizada por un conjunto de manifestaciones afectivas, conductuales, fisiológicas y cognitivas también presentes en el 40% de las mujeres en el periodo inmediato tras el aborto o muerte fetal (Beutel, 1996; Janssen, 1997). 

De especial interés la particularidad de los síntomas cognitivos en la doliente gestante. A menudo aparecen pensamientos de culpa por omisión o comisión de conductas que se vinculan con el desenlace de pérdidas perinatal, argumentos sin justificación objetiva que impregnan los pensamientos de la mujer potenciando sentimientos de culpa y responsabilidad en la pérdida del bebé. El sanitario debe mantenerse expectante a la evolución y maduración de las reacciones cognitivas con el fin de prevenir y/o identificar complicaciones en el proceso de duelo. 

Es difícil determinar cuándo ha finalizado realmente un duelo, aunque se establece que el proceso normal se caracteriza por la capacidad progresiva de expresar la pena normalmente y, pasado el primer periodo más inmediato a la pérdida, los síntomas van perdiendo intensidad y de forma paulatina se reactivan las actividades de la vida cotidiana (Arranz, 2017). Este proceso de duelo por la pérdida del bebé se describe en etapas (Parkes, 1983; Bowlby, 1983; Brier, 2004): 
  1. Shock: se caracteriza por desconcierto, sentimientos de irrealidad, negación; 
  2. Anhelo: intensos sentimientos de pena y ansiedad, rabia, inseguridad, dolor por la separación; 
  3. Desorganización: pensamientos rumiativos a cerca de la pérdida, desesperación, ausencia de visión de futuro;
  4. Reorganización y recuperación: se empieza la reconstrucción de la realidad con un significado nueva ante la ausencia. Está descrito el efecto aniversario que es un empeoramiento afectivo-emocional transitorio en las fechas de la pérdida o en las estimadas del nacimiento del bebé. 

Factores de riesgo
No toda pérdida perinatal concurre con complicaciones que conduzcan a la doliente hace el desarrollo e instauración de un trastorno psicopatológico; se han evidenciado un conjunto de factores que permiten identificar grupos de riesgo psicopatológico. Estos factores permiten una intervención preventiva de modo que se pueda minimizar y manejar el impacto emocional en las mamás y papás devastados por la pérdida.

Tabla 1: Factores de riesgo asociados a los TMP (Valdés, 2016)
Sociodemográficos
Mujer
Edad avanzada
Ausencia de creencias religiosas
Soporte social y
Relación de pareja
Mal ajuste marital previo
Pobre soporte familiar/social
Rituales de despedida
Obstétricas y
Reproductivas
No hijos
Expectativas de ser madre; embarazo deseado/planificado
Historia de infertilidad
Complicaciones gestacionales
Antecedentes de pérdidas gestacionales
Antecedentes psicopatológicos
Antecedentes psiquiátricos
Antecedentes de abuso
Malestar emocional gestacional
Eventos vitales estresantes y capacidad de afrontamiento
Duelo tras
Pérdida fetal
Pobre sensibilidad sanitaria
Ausencia de ritual de despedida
Supresión del duelo
Culpa; búsqueda de causa en la pérdida

Si bien es cierto que, en cualquiera de sus variantes, el duelo puede complicarse con síntomas psiquiátricos o puede suceder escenario para dar lugar a trastornos psiquiátricos tales como: 
  • Trastornos depresivos: son más frecuentes en mujeres con antecedentes depresivos o psiquiátricos en general, nulíparas o que han tenido abortos previos. Deben tenerse presentes los rasgos que permiten el diagnóstico diferencial entre la depresión y el duelo. 
  • Trastornos de ansiedad: aumentan tras el aborto para disminuir después de las 12 semanas (Prettyman, 1993), pero sobre todo despuntan ante la posibilidad de un nuevo embarazo (Geller, 2004). 
  • Trastorno por stress postraumático: siendo especialmente candidatas las gestantes con partos instrumentalizados y cesáreas (Brier, 2004). 
Existen varias escalas para valorar el duelo perinatal. El PGS (Perinatal Grief Scale), la MGS (Munich Grief Scale), el TGI (Texas Grief Inventory) adaptada para aborto, la PGS (Perinatal grief scale) o la PBS (Perinatal Bereavement Scale). 

Referencias
  • Arranz, P.; Barbero, JJ.; Barreto, P.; Bayés, R. (2003). Intervención emocional en Cuidados Paliativos. Protocolos de intervención. Barcelona: Ariel. 
  • Beutel, M.; Willner, H.; Deckardt, R. (1996). Similarities and differences in couples’ grief reactions following a miscarriage: Results from a longitudinal study. J Psychosom Res 40:245. 
  • Bowlby, J. (1983). La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Barcelona: Paidós. 
  • Brier N. (2004). Anxiety After Miscarriage: A Review of the Empirical Literature and Implications for Clinical Practice. Birth; 31: 138-42. 
  • Geller Pa, Kerns D, Klier Cm. (2004). Anxiety following miscarriage and the subsequent pregnancy: a review of the literature and future directions. J Psychosom Res; 56: 35-45. 
  • Janssen, H.; Cuisinier, M.; deGraauw, K.; Hoogduin, K. (1997). A prospetive study of risk factors predicting grief intensity following pregnancy los. Archives of General Psychiatry, 54(1), 56-61. 
  • Organización Mundial de la Salud, CIE 10 (1992). Clasificación internacional de las enfermedades: Trastornos mentales y del comportamiento. 10ª ed. Zaragoza: Meditor. 
  • Parkes, CM.; Weis, RS. (1983). Recovery from bereavement. New York: Basic Books. 
  • Prettyman Rj, Cordle Cj, Cook Gd. (1993). A three-month follow-up of psychological morbidity after early miscarriage. Br J Med Psychol; 66: 363-72 
  • Valdés, M.; Garcia-Esteve, LL. (2016) Manual de Psiquiatría Perinatal. Guía para el manejo de los trastornos mentales durante el embarazo, posparto y lactancia. Barcelona: Panamericana.

jueves, 12 de septiembre de 2019

III CONGRESO INTERNACIONAL DE INTERVENCIÓN E INVESTIGACIÓN EN SALUD

III Congreso Internacional de Intervención e Investigación en Salud 
Participación en el III CIIIS – III Congreso Internacional de Intervención e Investigación en Salud (Madrid, 12 y 13 de Septiembre 2019) con los posters: 

Vínculo tras el rechazo posnatal: objetivos terapéuticos.” 
Ximenez de Embun, I.; Briso Montiano, C. 
Disforia de género y autismo: diagnóstico diferencial.” 
Ximenez de Embun, I.; Briso Montiano, C. 
Mindfulness en el tratamiento del trastorno de pánico con agorafobia” 
Briso Montiano, C.; Ximenez de Embun, I. 
Tratamiento combinado farmacológico y psicológico en un paciente con trastorno por estrés postraumático con síntomas obsesivos y psicóticos” 
Briso Montiano, C.; Ximenez de Embun, I. 

Organizado por la Universidad de Almería como actividad adscrita al Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación. 
Accesible en https://ciiis.es/

domingo, 25 de agosto de 2019

MANUAL DC 0-5

Manual DC:0-5 

DC:0-3; Clasificación Diagnóstica de Salud Mental y Trastornos del Desarrollo en la Infancia y Primera Infancia, publicado en 1994 POR ZERO TO THREE, fue creado con la finalidad de poder disponer de una herramienta de clasificación diagnóstica sistematizada para la primera infancia, comprendida ésta hasta los 4 años. El sistema de clasificación utilizado se nutre de disciplinas tales como la Salud Mental Infantil así como la Atención Temprana. En 2005 se lleva a cabo la revisión del manual conduciendo a una última revisión y reformulación del manual en 2016: DC:0-5. 

De forma análoga a los sistemas de clasificación utilizados para Salud Mental en adultos –DSM y CIE-, el DC recurre a un enfoque multiaxial para el diagnóstico y comprensión de los contenidos de cada eje: 
  1. Eje I – Trastorno clínicos: principales categorías de diagnóstico y respectivos trastornos. Importante el poder contemplar aspectos como la comorbilidad y la implicación cultural. 
  2. Eje II - Contexto relacional: relaciones entre el cuidador y el niño, así como comprender el contexto de las relaciones familiares. 
  3. Eje III - Condiciones físicas y consideraciones en términos de salud mental y desarrollo. 
  4. Eje IV - Estresores psicosociales: naturaleza, desarrollo y opciones de tratamiento de la salud mental y trastornos del desarrollo en la infancia. 
  5. Eje V - Competencia de desarrollo: comprensión del desarrollo de las competencias del bebé teniendo en cuenta las capacidades para integrar hitos del desarrollo a través de emociones, relaciones sociales, lenguaje-comunicación social, dominios cognitivo y físico-motor. 
Principales cambios con respecto a ediciones anteriores [DC:0-3 vs DC:0-5]:
  • La nueva edición incluye la Pequeña Infancia hasta los 5 años;
  • Cada trastorno incluye un algoritmo diagnóstico;
  • Se incorporan criterios de inclusión/exclusión por edad y/o duración en algunos trastornos;
  • Se incorporan criterios para indicar grado de disfuncionalidad;
  • Vincula los trastornos clínicos identificados en el Eje I con las posibles categorías correspondientes al DSM-5 y/o CIE-10;
  • Se introduce una nueva categoría para la identificación de Trastornos del Procesamiento Sensorial; 
  • El Eje II ha sido substancialmente revisado para poder discernir y clasificar las relaciones con el cuidador principal así como el entorno de crianza.
Sin querer entrar en debates evidentes en relación a la existencia de un Manual Diagnóstico en Salud Mental para la pequeña infancia, pongo el foco en la existencia del Eje II: Contexto relacional. Sin duda, la existencia de esta contemplación en el desarrollo normativo del bebé nos traslada y nos instala en la necesidad de dotar de relevancia a aspectos tales como el vínculo y el apego en el desarrollo del niño, aspectos que ya han sido revisadas desde la evidencia científica –ver entradas anteriores del blog-. 

Siguiendo con la analogía del DSM que la DC plantea, interesa la sutileza entre la existencia de un Eje II infantil –Contexto Relacional- con un Eje II adulto –Trastornos de la Personalidad, hasta DSM-IV-TR-. ¿Podríamos pensar que la contemplación de aspectos relacionales se introduce como factores de vulnerabilidad para escenarios futuros de trastornos relacionados con características de personalidad? 

Referencias
  • American psychiatric association (1994). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM IV-TR. Barcelona: Masson. 
  • Klaehn, R. L. (2018), DC:0–5: Diagnostic classification of mental health and developmental disorders of infancy and early childhood. Infant Ment. Health J., 39: 489-491. 
  • Zeanah, CH.; Carter, A.; Cohen, J.; Egger, H.; Gleason, MM.; Keren, M.; Lieberman, A.; Oser, K. (2017). Introducing a new classification of early childhood disorders: DC:0-5. Zero to three; (1):11-17. 
  • Zero to three (1994). DC:0-3: Diagnostic classification of mental health and developmental disorders of infancy and early childhood. Washington, DC: Author. 
  • Zero to three (2005). DC:0-3R: Diagnostic classification of mental health and developmental disorders of infancy and early childhood (rev. ed.). Washington, DC: Author. 
  • Zero to three (2016). DC:0-5: Diagnostic classification of mental health and developmental disorders of infancy and early childhood. Washington, DC: Author.

domingo, 11 de agosto de 2019

BLOQUEO DE LA HUIDA

Bloqueo de la huida 

Escudero (2005) nos recuerda como en la violencia de género se producen una serie definida de estrategias de persuasión coercitiva cuya finalidad es perpetuar el control del maltratador sobre la víctima. Estas estrategias generan un progresivo estado de confusión de emociones, distorsión de pensamientos y paralización que dificultan que la mujer abandone la relación establecida por el sujeto maltratador.

Por un lado, el control coercitivo del desequilibrio de poder en la relación facilita la instauración de emociones tales como la culpa, la vergüenza, la sorpresa y el miedo. Este último, el miedo, sucede de la evolución vital inherente a la condición de supervivencia del individuo que fluctúa entre una conducta de defensa -sistema predatorio- y una conducta de sumisión -sistema social-. Tal y como describe Escudero, aplicando esto a la violencia de género, cada uno de los participantes de la relación desarrollaría una de las vías: la víctima intentaría huir del maltratador y éste favorecería el miedo para obtener la sumisión de la mujer. 

Esta propiedad adaptativa del miedo, nos lleva a plantear que no debemos confundir inmovilización y paralización con pasividad. De ahí la segunda observación a considerar, y es que por otro lado, las víctimas sometidas a maltrato identifican y perciben motivos que les impiden o dificultan la huida, escape o ruptura de la relación con el maltratador conduciéndolas a un bloqueo de la huida. 

Referencias:
  • Escudero Nafs Antonio, Polo Usaola Cristina, López Gironés Marisa, Aguilar Redo Lola. (2005) La persuasión coercitiva, modelo explicativo del mantenimiento de las mujeres en una situación de violencia de genero: II: Las emociones y las estrategias de la violencia. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq; ( 96 ): 59-91. 
  • Escudero Nafs, Antonio, Polo Usaola, Cristina, López Gironés, Marisa, & Aguilar Redo, Lola. (2005). La persuasión coercitiva, modelo explicativo del mantenimiento de las mujeres en una situación de violencia de género: I: Las estrategias de la violencia. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, (95), 85-117. 
  • Torres, A. (2014) Violencia de pareja: detección, personalidad y bloqueo de la huida. Tesis Doctoral. Barcelona: Universitat de Barcelona. 
  • Walker, L.E. (2009). The battered woman síndrome, 3rd edition. New York: Springer publishing company.

domingo, 28 de julio de 2019

INTERSUBJETIVIDAD. CONSTRUCCIÓN DEL SELF Y DEL OTRO.

Intersubjetividad. Construcción del self y del otro. 

Hasta los 5 meses, el bebé está inmerso en un proceso de término para el desarrollo a nivel biológico / orgánico. Es a partir de este primer periodo cuando se evidencian que ciertas habilidades competenciales del bebé empiezan a despuntar: 
  • Gran salto cualitativo en el desarrollo del sistema motriz y sensorial: 
  1. Sistema motriz: aparece la prensión voluntaria 
  2. Sistema sensorial: mejor resolución visual y auditiva aunque prevalece la audición sobre la visión; proceso de distanciamiento de la percepción Amodal: los inputs externos pasan a ser procesados por más de un canal y, por tanto, se experimenta una interacción de canales; 
  • Creciente potenciación del sistema propioceptivo; 
  • Desarrollo de las neuronas espejo para pasar de la imitación inmediata al aprendizaje por imitación - contagio emocional. 
Poco a poco el bebé va construyendo patrones que le permiten organizar una imagen sensorial de la madre; de alguna manera, este neurodesarrollo, tiene un importante papel en el proceso de diferenciación sujeto - objeto, proporcionando al niño la posibilidad de unirse y separarse. 

Así pues, a partir de los 5 meses se produce un punto de inflexión importante en el bebé por lo que en combinación de la apertura combinada a al menos dos canales sensoriales y la emisión de sonidos guturales de carácter emocional, el bebé introyecta la experiencia de individualidad, de self. Se inicia la transición hacia la Intersubjetividad Primaria. 

A partir de aquí, la pulsión epistemofílica inherente al bebé conducirá las habilidades competenciales adquiridas para seguir en este proceso de crecimiento y de exploración. Una exploración en dos direcciones: 
  • Hacia sí mismo: su cuerpo, las experiencias emocionales; 
  • Hacia el entorno: posicionamiento de sí mismo hacia el otro y el entorno; hay una identificación del objeto como alteridad. 
El bebé va adquiriendo destrezas que aprende a utilizarlas con fines instrumentales, sobre todo una vez se acerca y entra a los 9 meses de vida. De alguna manera, la vinculación afectiva resuena en el bebé como herramienta para confiar y salir a descubrir. Se entiende que: 
  • Comienza a gatear; 
  • Busca objetos fuera a su vista; 
  • Balbuceo comunicativo en un contexto de atención conjunta. 
Identificar al otro como objeto -no sujeto-, permite introducir al bebé en las primeras experiencias de miedo por separación de las figuras de apego. De hecho, mediante esta mirada referencial hacia el cuidador, se constata como el afecto y el vínculo están íntimamente relacionados [...]; la estimulación afectiva que recibe antes y después del nacimiento contribuye al desarrollo del cerebro y, en consecuencia, de sus respuestas emocionales. 

Finalmente el bebé transita hacia este contexto de atención compartida y conjunta que permite la co-construcción del mundo -interno y externo- en presencia del cuidador; se transita hacia la Intersubjetividad Secundaria. 

Referencias:
  1. Areny, M. (2012). Construcció de l’afectivitat segons el pensament psicoanalític. Desenvolupa, 11:1-12. 
  2. Leonhardt, M. (2016). Entendre les capacitats dels nadons avui. Desenvolupa, 7:1-12. Beà, N. (1998). Primeras relaciones, base del desarrollo. SEPYPNA, 26:131-150. 
  3. Stern, D. (1991).El mundo interpersonal del infante. Paidós: Barcelona.

domingo, 14 de julio de 2019

RECHAZO DEL BEBÉ EN EL POSPARTO

Rechazo del bebé en el posparto

La evidencia científica contempla como, tras partos difíciles o traumáticos, una falta de respuesta emocional hacia el recién nacido por parte de la madre puede ser una respuesta normal (Navarro, 2008). Si bien es cierto, la alteración en el afecto dirigida al recién nacido, la ausencia de sentimientos de afecto, ansiedad, irritabilidad, hostilidad, rechazo o impulsos agresivos hacia el bebé constituyen el cuerpo clínico característico para desembocar en trastorno del vínculo (Brockington, 2006). A pesar de que las principales clasificaciones de las enfermedades psiquiátricas no contemplan la categorización nosológica de los trastornos del vínculo, éstos se presentan en el 7.1-8.6% de las madres de la población general (Van Bussel, 2010).

La relevancia de esta variable de interacción radica en el hecho de que se ha descrito la repercusión de la dificultad de vinculación madre-hijo en el comportamiento y desarrollo posterior del bebé (Roncallo, 2015). Así mismo, numerosa literatura científica ha permitido ahondar en como el correlato entre el estado emocional de la madre modula a nivel cualitativo y cuantitativo el espacio de encuentro entre la madre y el hijo destacando los estudios relacionados con el grado de ansiedad materna (Glover, 2011), el estrés percibido y la presencia de depresión (Milgrom, 2006).

Sin duda, y específicamente en relación a la ansiedad, ésta puede capitanear comportamientos de evitación, problemas de atención y de preocupación dónde la repercusión a corto y medio plazo de esta ausencia de interacción entre madre y bebé conllevaría una merma en el desarrollo del infante (Dubber, 2014) y un viraje hacia conductas propias de una fobia.

La importancia de estos supuestos radica en la consideración y formuación del plan terapéutico ante una respuesta materna identificada con tales características. El abordaje terapéutico orientado a potenciar las habilidades cognitivas y emocionales de la madre, así como la aproximación hacia la actitud reflexiva y de mentalización, contribuyen a la sincronización de la díada madre-bebé permitiendo una re-elaboración de la funcionalidad materna.

Por último, secundamos la propuesta descrita por Roncallo (2015) en relación a las prácticas concernientes a la atención temprana. La autora señala como tradicionalmente éstas se centran en el periodo evolutivo de 0 a 6 años; si bien es cierto que a la luz de las evidencias científicas, el vínculo madre-hijo se empieza a forjar en la etapa gestacional, bajo esta contemplación, se advierte como el  vínculo descrito en el periodo neonatal puede asumirse como un continuo del existente en el embarazo, derivando en prácticas de salud fundamentales para el desarrollo del feto.

Referencias:

  1. Brockington, I.; Fraser, C.; Wilson, D. (2006). The postpartum bonding questionnaire: a validation. Arch Womens Ment Health, 9(5); 233-242. 
  2. Dubber, S.; Reck, C.; Muller, M.; Gawlik, s. (2014) Postpartum bonding: the role of prenatal depression, enxiety and maternal-fetal bonding during pregnancy. Achives of women’s mental Health, 18, 187-195. 
  3. Glover, V. (2011). Annual research review: Prenatal stress and the origins of psychopathology. An evolutionary perspective. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 52, 356-367. 
  4. Milgrom, J.; Ericksen, J.; McCarthy, R.; Gemmill, A. (2006). Stressful impact of depression on early mother-infant relations. Stress and Heath, 22; 229-238. 
  5. Navarro, P. ; Garcia-Esteve, Ll.; Acaso, C. Et al. (2008). Non-psychotic sychiatric disorders after chid-birth: prevalence and comorbidity in a community sample. J Affect Disord, 109(1-2); 171-176. 
  6. Roncallo, P.; Sánchez, M.; Arranz, E. (2015). Vínculo materno-fetal: implicaciones en el desarrollo psicológico y propuesta de intervención en atención temprana. Escritos de Psicología, 8(2); 14-23. 
  7. Van Bussel, JCH.; Spitz, B.; Demyttenaere, K. (2010) Three self-report questionnaires of the early mother-to-infant bond: reliability and validity of the dutch version of the MPAS, PBQ and MIBS. Arch womens ment Health, 13(5), 373-384.

jueves, 6 de junio de 2019

XIX JORNADA ANPIR

XIX Jornada ANPIR 
Participación en la XIX Jornada ANPIR (Oviedo, 6 a 8 de Junio 2019) con el póster: 
 “Cuestión de género en el trastorno del espectro autista: 
a propósito de un caso” 
 Ximenez de Embun, I.; Zúñiga, R.; Ruiz, L.; Balsa, M. 


Organizado por la Asociación Nacional de Psicólogos Internos Residentes
Información accesible en: https://www.anpir.org/jornadas-2019/

domingo, 26 de mayo de 2019

FAMILIA SUSTITUTA

Familia sustituta 

El mantenimiento de la exposición indirecta a situaciones que provoquen estrés en el profesional desembocaría en sintomatología compatible con un síndrome de fatiga por compasión [FC] consecuencia de este contagio emocional (1,2). 

La FC puede presentarse con mayor incidencia en personal sanitario que desempeñe labores de ayuda de personas expuestas directamente al trauma y a experiencias de victimización (3). El contacto persistente y mantenido con el dolor ajeno añadido a variables insidiosas relacionadas con la esfera laboral y personal del profesional, incrementan el riesgo de desarrollo del cuadro somático característico de fatiga por compasión; del mismo modo que la esfera personal y laboral del profesional quedarán expuestas al deterioro ante la presencia de FC (4). 

Diferentes autores remarcan y contrastan las diferencias entre la percepción y compatibilidad sindrómica de burn out versus la FC. A pesar de que ambas son derivadas de una actividad de ayuda y cuidado versada sobre el paciente, el burn out se instala como consecuencia del estrés de las interacciones del profesional con su entorno (5,6); la FC se define a partir y en base de la relación del profesional con el paciente/víctima (7). 

Se han explorado diferentes programas de intervención grupal orientados a la minimización del impacto de la FC del profesional vinculado a población víctima de trauma. Bajo este paradigma, se asume como equipo terapéutico multidisciplinar e interdisciplinar aquel que sus miembros se organizan mediante un método compartidos, con roles definidos, identificación de los límites del equipo y de su tarea y supervisión de la práctica clínica de forma compartida. El equipo terapéutico debe representar para el paciente una especie de “familia sustituta” que le permita una experiencia emocional correctora respecto a las experiencias que puedan tener que ver con su padecimiento (8). 

Sin duda, el requerimiento de un equipo terapéutico se orienta de forma polarizada como (a) forma de intervención hacia el paciente y como (b) factor protector para el personal sanitario relacionado con la intervención y cuidado del paciente. Los profesionales de Interconsulta forman parte de este colectivo vulnerable pudiendo desarrollar con mayor probabilidad emociones y conductas resultantes de entrar en contacto con un evento traumático experimentado por otro (1,3,5,6). Quizás deberíamos invertir esfuerzos para constituir sinergias multidisciplinares. 

Referencias
  1. Adams, Richard E., Boscarino, Joseph A., Figley, C. R. (2006). Compassion Fatigue and Psychological Distress Among Social Workers: A Validation Study Access. NIH Public Access 76, 103–108. 
  2. Gołąb, A., Partyka, M. & Rzeszutek, M. (2016). Secondary traumatic stress among psychotherapists: determinants and consequences. Euh-E.Edu.Pl
  3. Guerra, C. & Pereda, N. (2015). Estrés traumático secundario en psicólogos que atienden a niños y niñas VÍctimas de malos tratos y abuso sexual: Un estudio exploratorio. Anu. Psicol. 45, 177–188. 
  4. Vazquez-Ortiz, J; Vazquez-Ramos, MJ; Alvarez-Serrano, M; Reyes-Alcayde, M; Martinez-Domingo, R; Nadal-Delgado, M; Cruzado, J. Intervención psicoterapéutica grupal intensiva realizada en un entorno natural para el tratamiento del burn out en un equipo de enfermería oncológica. 
  5. Hernández García, M. del C. (2017). Fatiga por compasión entre profesionales sanitarios de oncología y cuidados paliativos. Psicooncologia 14, 53–70. 
  6. Madrid Martin, M. (2016). El coste de cuidar en oncología: apoyo a los equipos asistenciales. Revista Interdisciplinar Psicooncología 15. 
  7. Meda, R., Moreno-Jiménez, B., Palomera, A., Arias, E. & Vargas, R. (2012). La Evaluación del Estrés Traumático Secundario. Estudio Comparado en Bomberos y Paramédicos de los Servicios de Emergencia de Guadalajara, México. Ter. Psicol. 30, 31–41. 
  8. Retolaza, A. (2017). Sobre el equipo terapéutico en salud mental. Norte salud Ment. XV, 77–87.

viernes, 17 de mayo de 2019

VIII JORNADA DE SALUD MENTAL PERINATAL

VIII Jornada de Salud Mental Perinatal 
Participación en la VIII Jornada de Salud Mental Perinatal (Barcelona, 17 de Mayo 2019) con la comunicación oral: 

Impacto de la depresión perinatal en el vínculo materno: 
Una revisión bibliográfica” 
De Gracia de Gregorio, M.; Ximenez de Embun, I. 

Organizado por la Sociedad Marcé Española -MARES-
Información accesible en: http://www.sociedadmarce.org/detall-agenda.cfm/ID/11512/ESP/viii-jornada-salud-mental-perinatal-mares-.htm

domingo, 12 de mayo de 2019

GAMIFICACIÓN DEL CÁNCER

Gamificación del cáncer

La gamificación es considerado aquel uso de juegos en entornos y contextos que son ajenos al juego pudiéndose encontrar en entornos vinculados a la educación, a los negocios e incluso a la psicología. Por lo tanto, se plantea el aprender o desarrollar procesos siguiendo un formato lúdico mediante los videojuegos. Las evidencias científicas evocan la idea de que mediante la gamificación accedemos a las puertas de la recompensa y, consecuentemente, la estimulación y liberación de dopamina, la embajadora del placer. 

Así aparecen propuesta desarrolladas para adolescentes y adultos jóvenes afectados por cáncer que, mediante un videojuego se convierten en nano robots que viajan por el cuerpo con la misión de combatir la enfermedad y los efectos secundarios del tratamiento (Re-Mission). A nivel de intervención psicológica, sustituimos la simulación imaginada por una experiencia proyectiva en primera persona. Añadimos también el poder intercalar herramientas como la motivación extrínseca con la intrínseca que permiten construir las competencias y el empoderamiento del paciente con su proceso de enfermedad. 

Resulta sorprendente la capacidad creativa y la redefinición de las circunstancias que podemos promover. Las TIC están sucediendo escenario y aliado para mantener una actitud combativa para con nuestras expectativas de la vida. 

Referencias
  • Deterding, S. et al. (2011). Gamification. Using game-design elements in non-gaming contexts. Extended Abstracts on Human Factors in Computing Systems, 11: 2425-2428. 
  • Sedig, K.; Haworth, R.; Corridore, M. (2014). Investigating Variations in Gameplay: Cognitive Implications. International Journal of Computer Games Technology, 2015: 1-16. 
En red: Gamificación: el juego como una herramienta par mejorar la salud.TIC. Salut Social: Generalitat de Catalunya. 
Accesible en: https://ticsalutsocial.cat/es/actualitat/gamificacio-el-joc-com-a-eina-de-millora-de-salut-2/

domingo, 28 de abril de 2019

CONSPIRACIÓN DEL SILENCIO

Conspiración del silencio 

La conspiración de silencio es una barrera en torno a la verdad, que puede definirse como el acuerdo tanto implícito como explícito al que llega la familia, el entorno o los profesionales de la salud, de cambiar la información que se le brinda al paciente con la finalidad de ocultarle el diagnóstico, la gravedad y el pronóstico de la situación clínica por la que está atravesando (Espinoza, Zapata, Mejía, 2017). 

Quizás, como profesionales en la gestión existencial, reside cierta dificultad en diferenciar entre (1) ser emisores de malas noticias y (2) el contenido de la noticia. A menudo, el manejarnos desde el silencio nos permite acallar esa co-responsabilidad en el proceso curativo -o no- del paciente. Por parte del terapeuta se erige así una inconsciente voluntad de mantener una relación vertical donde el manejo de la información exime al paciente de tomar decisiones de forma activa en su porvenir. De hecho, conspirando con el silencio vulneramos el principio ético de la autonomía y, nutriendo el modelo patriarcal del que permanentemente nos quejamos, contribuimos a dilapidar la escasa percepción de control que el paciente puede albergar en un entorno hospitalario. 

Al final, el paciente es el que decide la información que desea tener; el paciente es el que instaura su proceso de adaptación y modula en función de lo que es capaz de asumir teniendo en cuenta la magnitud y subjetividad de la enfermedad. 

Referencias
  • Arranz P, Barbero J, Barreto P, Bayés R. (2003). Intervención emocional en cuidados paliativos: Modelos y Protocolos. Barcelona: Ariel.
  • Espinoza Suarez, NR.; Zapata del Mar, CM:; Mejía Perez, LA. (2017). Conspiración del silencio: una barrera en la comunicación médico, paciente y familia. Revista de Neuropsiquiatría 80(2): 125-136. 
  • Rodriguez J. (2010). Comunicación clínica como dar malas noticias. Ortuella: Centro de Salud de Ortuella. 

viernes, 26 de abril de 2019

X ENCUENTROS NACIONALES EN PSIQUIATRÍA

X Encuentros Nacionales en Psiquiatría 

Participación en la X Encuentros Nacionales en Psiquiatría: Conducta Suicida (Sevilla, 26 y 27 de abril 2019) con el póster: 


Del sufrimiento y la fragilidad. A propósito de un caso” 
Navarro Morejón, L. ; Ximenez De Embún-Ferrer, I.; Souto Pérez, RA.; Sanginés Yzzo, M.; Povedano García, L.; Calles Marbán, R. 


Organizado por la Sociedad Andaluza de Psiquiatría y el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla. 
Accesible en https://www.encuentrosenpsiquiatria.com/

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